Llevo tiempo sin escribir nada,
dedicándome más a la fotografía, pero también porque la situación en general no
me animaba a escribir. Ahora después de un tiempo de baja laboral y con una
prescripción médica de que me dedique a andar, he “descubierto” como un pueblo,
en este caso Miño, puede modernizarse y popularizarse, con una serie de pequeñas
sendas, alguna de ellas podemos considerarla urbana, que dinamizan el tipo de visitante
que hasta ahora solo visitaba nuestras famosas playas además de servir de espacio de esparcimiento para los propios vecinos.
Como he dicho, ahora tengo que
dedicarme a andar, y me acerco a este tema sin entrar en partidismos políticos,
si no, simplemente desde el punto de vista de una persona que quiere, necesita, andar y en
su pueblo le están dando los recorridos necesarios para poder hacerlo.
En Miño, es innegable, que hasta
hace poco tiempo solo éramos conocidos por nuestras playas, que alguno dirá:
pues ya no es poco. Es cierto, pero también es cierto que un pueblo tiene que
ser dinámico y estar en constante evolución si quiere avanzar al futuro.
En Miño además de las playas,
empezamos a tener un turismo paisajístico innegable, la costa desde Perbes a la
Ponte do Porco, nos ofrece unos amaneceres y unas puestas sol sobre el mar impresionantes.
En lo cultural, el Muiño de Vento do Boucelo en Bemantes y la Iglesia de San Xoan de Vilanova nos trasladan a tiempos pasados, como una de las iglesias románicas más antiguas en Galicia y un molino de viento único en la comarca de As Mariñas.
Las tres son caminos mínimamente
invasivos, de recorrido fácil, tiene poco más de 1 km el más largo, lo que hace
que en la ida y vuelta, de cada una, puedas en una hora disfrutar de la
naturaleza no muy lejos de casco urbano o en él.
Son actuaciones que, con una
mínima inversión, ya que, con los permisos de los propietarios, aprovechado los
árboles caídos para marcar el camino e incluso para hacer bancos de descanso
permiten la construcción de lugares pintorescos y vivos en si mismos.
La “Senda dos Sentidos”,
inaugurada hace unos días, con su recorrido desde A Ponte Do Porco, hasta la
playa de A Ribeira y si sigues hasta la punta del Puerto de Miño, forma una
especie de paseo marítimo de casi 3 km de longitud, fácil de andar, lejos de la
contaminación de los coches y con unos paisajes extraordinarios. Ya no digamos
si subimos hasta el cementerio de Miño y llegamos a la Playa Grande. Podemos
pasar una tarde de paseo sin salir del pueblo y sin casi acercarnos a un coche.
Como he dicho, desde el
renacimiento del Camino Inglés del Camino de Santiago, parece que los
ayuntamientos de la comarca y en este caso el de Miño han apostado por una
política de aprovechamiento de paisajes y construcción de sendas rurales para
el paseo de los ciudadanos. Ahora lo importante también, es el mantenimiento de
las mismas, no solo por parte del Concello que es el responsable directo, sino
de los ciudadanos que hemos de involucrarnos en dicho mantenimiento, aportando
nuestro granito de arena no ensuciando ni destruyendo el “mobiliario urbano”.
Alguno podrá pensar: -Hay muchas
cosas que hacer en el pueblo-, pues SI. Pero estas “pequeñas cosas”, cuya
inversión es mínima, dan vistosidad y visibilidad a un pueblo pequeño. Complementa
la oferta turística, paisajística y cultural ya existente y suscita que los
visitantes que hasta ahora solo nos visitaba en verano por nuestras playas,
puedan ahora venir a Miño, en cualquier época del año, a pasear por unas rutas
urbanas/rurales de fácil acceso, sumándonos así a los pueblos que ofertan el
turismo de un día, ecológico y sostenible.
Os amino a todos a descubrir
estas sendas, rutas, roteiros o como queráis llamarlas para disfrutar de la
naturaleza, el mar y el aire puro.
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